Biografía de Eduardo Bonnín Aguiló, Fundador del Movimiento de Cursillos de Cristiandad
©Fundación Eduardo Bonnín Aguiló Eduardo Bonnin Aguilo – Mallorca, 18 de Diciembre del 2013
Eduardo Bonnín Aguiló. Nació en Palma de Mallorca el 4 de Mayo de 1917 en la casa residencia familiar, donde hoy está ubicado el bar Niza en el seno de una familia católica dedicada al comercio y exportación semimayorista de granos y frutos secos.
Era el segundo de 10 hijos del matrimonio D. Fernando Bonnín Piña y Dª Mercedes Aguiló Forteza.
Sus primeros estudios fueron en la Escuela Francesa, en el colegio de La Salle y su formación intelectual se dio con los Padres Agustinos, y sobre todo con profesores que sus padres contrataban en su domicilio.
Pero Eduardo decía que el primer profesor que tuvo en su vida fue su abuelo Jorge. Él fue quien le inculcó el amor por la lectura. Eduardo estaba convencido de que: “nada influyó en mí tanto como el obstinado y siempre creciente interés por la lectura”.
En 1936, tuvo una experiencia determinante en su vida: el servicio militar obligatorio, Lejos del hogar, simultáneamente entraron en su vida dos fuentes de conocimiento contrapuestas: la realidad, a través del contacto directo con el hombre profano del batallón, y el idealismo, a través de sus libros.
Providencialmente cae en manos de Eduardo el texto de un discurso que Pío XII había dado a los párrocos y cuaresmeros en Roma. Fue el 6 de febrero de 1940. El santo padre impulsa a buscar caminos “nuevos”, diferentes a los habituales, para hacer que todos, pero muy especialmente los alejados conozcan el Amor de Dios.
Tres principios se convierten en las directrices básicas del pensamiento de Eduardo: el amor de Dios, La amistad y La persona, especialmente los alejados.
En 1943 en el Santuario de Lluch, Eduardo participó en el segundo “Cursillos de jefes de Peregrinos” porque le convencieron. Vio que el mensaje estaba bien, los servidores del mensaje le parecían muy aburridos y dijo que eso se tenía que airear. No era solamente para ir a Santiago para lo que había que preparar a los asistentes, sino para la vida.
El momento crucial de la génesis de los Cursillos de Cristiandad es la fase inmediatamente posterior a aquella Semana Santa de 1943, en que Eduardo relaciona lo vivido en el Cursillo de Peregrinos con sus inquietudes personales más profundas y con su experiencia catalizadora de los ambientes descristianizados. Llegó a la conclusión de que algo a la vez similar y diferente de aquel Cursillo de Jefes de Peregrino, podría conseguir dinamizar en cristiano no sólo un acontecimiento determinado-como la Peregrinación a Santiago-, sino la vida normal y diaria de los ambientes reales y concretos.
De esta inquietud surge un texto-el esquema “Estudio del Ambiente”-que elaboró Eduardo este mismo año de 1943, y que expuso en público por primera vez en el Seminario Diocesano de Mallorca.
En este clima, y proyectando a la realidad su esquema de Estudio del Ambiente, Eduardo pensó y elaboró-desde se experiencia del Cursillo de jefes de Peregrino- todo un método que sirviera para fermentar en cristiano las personas y ambientes “alejados”, y para revitalizar en profundidad los más próximos.
Quizás el punto de inflexión en su actitud la marcara la intervención que tuvo Eduardo por invitación de Gayà, en 1944, en la “Escuela de Propagandistas” que este último dirigía, y en la que Eduardo expuso el esquema que había preparado como tema final de “su” método, el que pasaría a integrar el rollo de “Cursillista más allá del Cursillo.
Se celebró el primer Cursillo según los esquemas de Eduardo en un “chalet” de cala Figuera de Santany, en Mallorca, entre el 20 y el 23 de agosto de 1944.
El Director Espiritual de este primer Cursillo de Cristiandad de la historia fue el Reverendo D. Juan Juliá, actuando de “rector” Eduaro Bonnín y de “profesores” Jaime Riutord y José Ferrgut.
Aquel encuentro tuvo ya todos los elementos esenciales del Cursillo de Cristiandad, con la excepción del primer y el último de los temas tratados, que no se conformaran definitivamente en el método hasta la década de los 50.
Eduardo ha afirmado muchas veces que desde este cursillo de Cala Figurera, en todos los demás ha seguido utilizando físicamente los mismos esquemas, materialmente los mismos papeles, queriendo así certificar que aquel fue íntegramente un auténtico Cursillo.
El segundo Cursillo de Cristiandad (aunque entonces solamente se llamaban Cursillos, a secas), tuvo lugar en el Santuario de San Salvador, en Felanitx, también en la zona sur de la isla, como el anterior, se celebró en septiembre de 1946, actuando de Director Espiritual nuevamente D. Juan Juliá; de “rector”, el propio Eduardo Bonnín; y de profesores, Antonio Ruíz y Guillermo Estarellas, dos dirigentes juveniles de Acción Católica.
Al acto de clausura del Cursillo de 1946 asistió ya el Consiliario diocesano Sr. Dameto, en lo que constituyó sin duda el primer espaldarazo que la iglesia diocesana, como tal, dio al nuevo sistema.
El tercer Cursillo de la historia se celebró en 1947, del 16 al 20 de abril, dirigido espiritualmente por D .José Estelrich, con Eduardo Bonnín de rector y un solo profesor, José Seguí.
En 1948 fueron dos los cursillos que se impartieron con el nuevo método, y en fechas muy próximas entre sí. El primero de ellos se dio en Semana Santa, y en él dirigió el “retiro espiritual” el Padre Amengual y asumió la dirección espiritual el Padre Bartlomé Nicolau, mientras actuó de rector José Ferragut, integrando su equipo de profesores Eduardo Bonnín, Bartolomé Riutort y Juan Mir.
El siguiente Cursillo tuvo lugar en el mes de abril, también de 1948, bajo la dirección espiritual compartida de D. José Estelrich y D. Miquel Sastre, siendo su rector nuevamente Eduardo Bonnín, y profesores Onofre Arbona y Antonio Salvá.
Los Cursillos de Cristiandad empezaron en agosto de 1944 y se oficializaron y enumeraron a partir del celebrado el 7 de enero de 1949.
Dicho “cursillo nº 1” tuvo por Director Espiritual a D. Guillermo Payeras y por rector a Eduardo Bonnín
La aceleración histórica que se produjo en 1949 obligó a Eduardo a reflexionar nuevamente en profundidad, para que la afluencia y la cantidad de cursillistas no impidiera la sedimentación de esos grupos de amistad que consideraba ya desde 1944 como lo más esencial del poscursillo. De esta reflexión surgió casi de inmediato el diseño metodológico de la “reunión de grupo”.
La asamblea anual de 1949, que tuvo lugar en noviembre, incluyó una ponencia sobre Grupos, que zanjó definitivamente la cuestión, incorporando la reunión de grupo semanal como elemento específico y esencial del método.
La semilla de cursillos se ha expandido por el mundo y Eduardo ha ido tras ella, fertilizando y fermentando los ambientes en los que está llamada a crecer. “No tengo un cuenta kilómetros en los pies” es algo que le gustaba decir a Eduardo para no repasar el itinerario internacional de su vida y para escabullirse de la significación que le daba el haber proclamado el Evangelio. Eduardo estuvo tres veces en China. En 1966 viajó a Brasil, Nueva York y Perú; en el 67 a Bolivia, Costa Rica, Miami y participó en la III Convivencia Nacional de Dirigentes en Guadalajara. El 4de mayo de 1968 acudió a la Ultrella de Fátima… En 1998, después de una década, regresó a Chile y llegó hasta Tuvulú, Santiago, Valparaíso y Termuco. También este año viajó a Bolivia, Guatemala, México y estuvo en Rávena y Padua…
En los cinco continentes hay constancia del fermento que ha producido esta semilla.
Después de toda una vida dedicada al amor a Dios y a las personas, estando siempre contento, pero no satisfecho, como decía él.
El día 6 de Febrero de 2008 fallece Eduardo, fue enterrado en la iglesia de los Capuchinos y en su tumba reza lo que él siempre dijo que era: “Un Aprendiz de Cristiano”.